Dramas de mi adolescencia.

23 de febrero de 2014

Stronger than me

Estoy flotando…me siento libre y segura; pero cuando abro los ojos, estoy sola. Sé que necesito terapia, me lo han dicho. Gente desconocida, amigos o familia, e incluso esa mujer que me reprobó la parte psicológica del examen de manejo por haber dibujado mal un par de puntos. (Según ella, estaba mal no haber tenido terapia por la muerte de mi padre). Sabía que algún día esto ocurriría desde que tengo memoria. Cada día estoy sintiendo mis esfuerzos más inútiles frente a la facultad, al amor o el cariño hacia mi misma. No hay más toxinas que me logren mejorar, ni música que me haga calmar. Cuando ya la escritura no me basta, y cuando pido al cielo no ser mi propia cena. Hay muchas cosas que de niña me guarde y hasta hoy adulta me prive. No todo es una coincidencia y todo lo que hasta hoy se juntó, explotó. Hoy necesito ese extraño que escriba cada cosa que digo, que me mire pensativo asentando con la cabeza y me pregunte “y eso como te hace sentir?”.

No necesito ayuda, las cosas que he vivido han pasaron y fueron pisadas. Solía decir, con mucha razón. Pero hoy mi presente está lleno de problemas y promesas sin cumplir; y aunque pueda darme vergüenza admitirlo, se que no estoy bien. No sé si me lo merezca o me termine ayudando, pero tengo que intentarlo. Por mi estado mental, por mama y mi alrededor. Asique es probable que vuelva a ver a mi doctora, y mienta diciendo que intente suicidarme más tres veces para que me tome en cuenta; porque aunque no esté muerta por fuera como me pueden ver, el silencio es el grito más fuerte que no falta mucho para que termine por secarme.
Papa te extraño, no la dejes caer; ni a mí tampoco.