Dramas de mi adolescencia.

15 de noviembre de 2013

La carta de un pez II

Querido amigo, no tengo muchas palabras en estos momentos más que de alegría y pura vida. El tumor de mi madre se ha reducido un 80%, y existe la posibilidad de que no tenga que ser operada. Poco tiempo he tenido últimamente, pero te aseguro que he vuelto a creer. Esta vida bajo el mar no es tan mala como parece, he encontrado buenas almas a mi alrededor; podría decir que las perfectas para mí. Todo ha sido muy dificil, pero no imposible. Mama ha sufrido, al igual que todos nosotros. Quisiera poder abrazarte con cada escama de mi cuerpo, llenarte de mi oloroso hedor. Gracias por el apoyo, y tu incondicional fuerza.

(Quiero aclarar más de una cosa en este escrito. Hola lectores, primero  que nada mas de una vez he intentado informar sobre estos acontecimientos de mi madre en el único lugar donde puedo encontrarlos a ustedes, pero el blogger ha estado un poco cabrón conmigo y no me ha dejado escribir. Si existiera físicamente, le agradecería por haberse ablandado hoy y dejarme compartir esta gran noticia. Segundo y principal, pocas veces he leído y llorado con la fuerza que todos sus comentarios me han dado, sus rezos y apoyo han hecho posible que se haya estado en pie, corrección…que se siga en pie, dando todo. Quisiera poder encontrar a cada uno de ustedes y darles un ramo de flores tan grande como una hermosa casa y agradecerles, por caminar siempre conmigo)

16 de agosto de 2013

La carta de un pez

No sé cuál es la reacción de las personas al sentir que aquellas que mas aman están al borde de irse. Irse para no volver. Poder ver mi rostro al escuchar que mi madre tiene tres tumores, o pensar que es la única persona en el mundo que me queda, ya que mi padre tuvo un viaje solo de ida también. Sé que esto es muy triste pero vos sos el único que me escucha, asique pienso escribirte para intentar componerme. Yo antes no era un pez. Más bien, me sentía un flamenco que le costaba volar en medio de muchos que si podían, hasta que pude asimilarme con mis hermanos y ser una más. Qué raro; recuerdo ver aquellos diminutos vertebrados sin destino alguno pasar al lado de mis alargadas patas, sin poder ver más allá del agua, hasta que decidí cambiar mi cuerpo por algo a lo que finalmente me asimilaba mas. Hacía tiempo que el rostro no me ardía tanto, que mis ojos no estaban tan mojados, como los de un pequeño pez! 
Que irónico no? Apenas puedo mirarla a los ojos y pensar en su estado; ver hoy su fuerza para sonreír. “Perdón mama, soy tan débil” dije, al llorar desesperadamente e irme de donde estaba. Creo que hacía tiempo que no quería hacerme tanto daño, quería verme sufrir, morir con ella, escapar. Mi vida se iría con ella, ya no hablaría mas. Me pregunto porque dije hoy que me encontraba tan bien, supongo que uno nunca sabe lo que le depara el destino en cuestión hasta de segundos. Hoy o nunca, cada día es un golpe más fuerte, como si me sacaran el aire; dejándome morir. Me ahogo cada vez más, nada  me deja respirar. Mis palabras son simples, pero concretas. Pocos saben todo esto, y tan pronto sepa algo mas te mantendre al tanto. Te pido perdón si no siempre te escribo, últimamente estoy aislándome de los demás, he dejado de volar. Ya no podia más, me tuve que volver pez. 

25 de julio de 2013

Close your eyes



Había estado por mucho tiempo esquivando varios espejos, aquellos que en su reflejo podía verlo; dándomelas de fuerte queriendo simular haber borrado de mi mente cada una de sus maravillas. Pero esa noche después de tanto tiempo…hubiera deseado ser una mujer de hojalata, ¿Podía mi sonrisa nerviosa haber sido más obvia? Cada uno de mis sentimientos comenzaron a girar cual agujas de un reloj, había algo en mi pecho que tenía cuenta regresiva. Juro que es verdad y que no miento, mi mente trataba que no, pero mi cuerpo pedía a gritos un sí. Esa necesidad de tocarlo había vuelto,  quería que sea todas las canciones de amor que podía escuchar. Quiero decirle tantas cosas que todavía no pude, que tenga en claro que lo amo por encima de todo. Esa tarde había sentido algo que nunca, sus manos rozando mi espalda, nuestras narices chocar y el extraño ruido que hace al besarme, me hacía reír y sentirme afortunada. 
 No había una mirada más cálida que la suya, ya no había más invierno. Ese día no había nadie más a nuestro alrededor, ni miradas ni prejuicios. Tenía que amarlo todos los días, no había nadie más por quien quería dar mi cuerpo que por él, y si aquello era un sueño no quería nunca más volver a despertar. Con tan poco había logrado enamorarme una vez más, ansiaba que fuera el único hombre de mi vida, y yo la única mujer de la suya. Sabe decirme todo lo que quiero escuchar; hacerme sentir como si me conociera de otra parte, reconociendo cada movimiento que me hiciera temblar.

25 de mayo de 2013

Stop crying your heart out.



Aquí en mi reflejo, que mas puedo decir? Nunca fui como ellos pero ahora puedo aparentarlo. No quiero pedir mas perdón por mis pecados ni reconocerlos como tal.  He visto un millón de personas, he visto un mundo nuevo. He conocido por fin el exterior. Nunca había rezado, pero esta noche me encuentro arrodillada. Sabes cómo mojar mis alas, prohibiéndome volar. Sabes que con tus ojos me logras juzgar, y la peste destructora de cada una de tus palabras me sabe destruir. Como las rosas me cubro de espinas, ya no seré la misma. Ya no habrá más inocencia ni esperanzas, ilusiones o promesas, no soy lo mismo que ayer, no quiero las mismas cosas hoy. Pero lo que un día destruye habrá un mañana para arreglarlo. Nunca lograras cambiar el pasado, solo queda mejorar el futuro. Vive y sueña como quieras, haz lo que más deseas y lo que creas correcto. El mundo no es como antes, ahora ya acaba; y no hay tiempo que de tiempo para pensar tanto tiempo.

17 de marzo de 2013

Salando las heridas

“Sabes, creo que sos la persona más buena que conocí, se que si estuviéramos juntos, nunca me lastimarías”
Siento todavía sus manos rozar mis mejillas. Su expresión era fría, pero su rostro tan bonito como una fotografía. Podía sentir mi respiración entrecortada, estar en su cama y escucharlo hablar, verlo reír o manejar y olvidar por completo cualquier mal que existía. Su mirada fija en la mía me hacia cerrar los ojos, y recordar el calor de una estufa en invierno o un té con mandarinas. La sonrisa que nunca muestra, esa que tanto odia y podía hacerme hacer cualquier cosa. Si pudiera algún día saber más que con palabras, que tan entregada pude haber estado. Que tan bien pude haber llenado sus huecos vacios, su soledad. Pero le costaba tanto entender, tanto creer que alguna vez hubo alguien ahí, solo para él. Hay personas que viven más que otras,  hay algunas que solo existen; hay quienes saben de música y otras, solo bailan. Creemos que todo pasa por algo, que ningún error nos define. No sabemos cuánto tiempo dura un mal momento, ni a qué hora alguien comienza a querernos, y aunque nos cueste creerlo, no viviremos pendientes de la agonía de las obsesiones ni del mal que nos hacía, porque siempre hay personas nuevas en el camino, siempre hay nuevas oportunidades.

23 de febrero de 2013

Desnuda en su cama, perdida en mi mente


La ropa tirada en el suelo y los libros sin terminar como esta historia que pareciera siempre volver a empezar.  Puede haber tantas pastillas en mi escritorio como mis ganas de perderme a mí misma, dejarme caer en tus firmes brazos o besar tus raspadas mejillas. Podías cargarme con tanta intensidad como una tormenta y hacerme entender cada día, que tan de memoria me conocías; hacerme sentir como un simple manual, un animal adiestrado. Repito la misma canción y acostada bajo el velador viendo moscas buscar la luz; hay tanta desesperación en sus ojos que podía sentirme igual. Al tanto estas de cada daño que causas, pero nada nunca podrás cambiar. Creer que existe una vaga esperanza que te haga discurrir debilita cada fibra de mi cuerpo. Es como si no me perteneciera, como si dejara que me usara conscientemente, sabiendo que me habla cuando quiere y me ignora siempre que lo necesito.  Aceptamos el amor que creemos merecer, reconocemos nuestros errores y calculamos las consecuencias; dejando atrás nuestros anhelos, y acostumbrándonos a lo prohibido; a lo tentador.

20 de enero de 2013

The paranoia of our skin

Retroceder las imágenes en mi cabeza  y volver los años recordando aquel dialelo, círculo vicioso que no podíamos dejar de transitar. Peleas, disculpas, risas y peleas. Cuando sientes que estas cansado de toda tormenta, cuando quieres terminar pero no sientes el cuerpo, cuando no hay fuerzas. Sale el sol, y entiendes lo demás. Entiendes que ha despertado pero no que siempre quedara. No conociéndolo, con su orgullo bien en lo alto, y sus tan seductoras historias de penurias amorosas, que lograban ensuciarme frente a los alrededores hasta por debajo de mis uñas. 
Yo había sido firme, solo quería a ese hombre como un amigo; solo que eso no le bastaba, porque debajo de sus ojos no sentía nada más que rencor y celos, impotencia y venganza. Sabia jugar bien las cartas, era el maestro de las máscaras. Conocía mis movimientos, afirmaba con sonrisas tener la habilidad de usarme como un as para matar, un viejo títere que acababa de encontrar. Pero no podía manejar mis sentimientos, y saberlo lo hacía perder el control. Era un caballero de armadura reluciente, que pasando los años se oxidaba como sus esperanzas de complementarse. Lo amaba como un hermano, y él a mí, como una arpía de un mal sueño que no lograba despertar. No conocía las consecuencias, temía vivir encadenada a aquella desdicha por siempre. Tampoco sabía cuanta carga de culpa llevaba en todo eso, solo no quería lastimar mas nuestros sentimientos. La distancia tomo el trabajo de dividir los caminos, de convertirnos en desconocidos.  Y el karma dio vuelta mi cara, ahí supe lo que se sentía ser el. Era una pobre niña, una ignorante santa que sintió el cansancio del silencio brotar de sus venas y la necesidad de dejar atrás la infanta soñadora de príncipes azules. Ya no quería mas las ropas de bebe, ni un hombre al cual amar. Contrario a mi destino, concreto sus sueños de complemento, de ensalce afectuoso de una obsesionada mujer que no lograba entender mi ya poco interés. Habíamos crecido, había aprendido del cambio. Quizás el destino se encargue algún día de dar algún punto, o dejarlo como esta, tal y como decidió quedar…Atrás.

8 de enero de 2013

Hit me just once. I wanna feel something

Dame un trago más e intentare olvidar todas las mentiras que repites cada noche, intentare recordar lo feliz que fui en tus brazos alguna vez. Pero ya no quería ser salvada...no me interesaba. Comencé a entender las reglas de su juego y a jugarlo también, siendo tan solo un peón y él, el rey controlador. Su indiferencia ante mi dolor me daba más ganas de verlo. No importaba cuantos veranos pasaran, su corazón era hielo solido como sus gestos, frió como sus sentimientos. Podía hacerme sentir deseada como nadie hasta hacerme recordar con cada partida que tan sola despertaba cada día. No había vuelta atrás; él era parte de mí, el dueño de mi primer beso, de mis primeros placeres. 
Cualquier alma dispuesta a salvarme sería recibida, aquel hombre no era más que una absurda obsesión. La gloria fue el beso de su falsedad hasta ver en lo que se había convertido, era una compañía temporal, un pasatiempo. Desde la ventana escuchando ese rock que nos gusta a los dos, la silueta de sus ojos llenos de nada más que lujuria o anhelo de llenar una soledad igual o más grande que la mía, parecían pedirme a gritos besar mi piel. Presa de sus deseos, el sabor de aquel choque era como un vaso e agua helada en un día soleado. Quería que me saque del sol, que me lleve a lo oscuridad donde pueda tocarlo, donde comenzó todo. Era una droga que me destruía al igual que su calor y mi mente no es tan inteligente; mantener mi cuerpo limpio por más mugre que haya entrado en mi ser era como tener cenizas en mi boca, y la ignorancia era mi pan de cada día. Ya no era la misma mujer, la misma hija, la misma santa. Y aquellos caminos que antes no solía conocer, hoy los visito con frecuencia encontrando a pesar de todo algo nuevo para entender.